Cultivar plantas en una superficie vertical ha sido posible gracias a estudios de locaciones verticales naturales (rocas, acantilados y troncos de árboles), lugares sin suelo y con abundancia de especies vegetales.
Las técnicas imitan estas condiciones y se adaptan a cualquier geometría.
El sistema de riego está diseñado para minimizar el consumo de agua.
Consiste en una unidad automática que controla la inyección de nutrientes y ciclos de riego.
El diseño del plantado se adapta en interior o exterior teniendo en cuenta la incidencia de la iluminación existente, solar o artificial.
El mantenimiento es sumamente sencillo, cuenta con un sistema de riego automatizado, por lo cual el jardín vertical se desarrolla y auto-mantiene.
Requiere únicamente de 1 o 2 podas anuales y de un chequeo general para verificar su correcto funcionamiento.